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Menos salidas, capitanes con bolsillos flacos
JORGE FRÍAS ESTIMA QUE EL NIVEL DE ACTIVIDAD EN EL SECTOR PESQUERO NO SUPERA EL 60%
"Este año fue histórico. Del 2 al 10 de enero, el puerto marplatense seguía totalmente colmado de buques, era de no creer. En años anteriores, un barco entraba y volvía a salir antes de las 30 horas de haber ingresado. Este año nadie se apuraba para volver a navegar". Jorge Frías, secretario gremial de la Asociación Argentina de Capitanes y Pilotos de Pesca, describe uno de los síntomas más notorios de la caída abrupta que registra el nivel de actividad de la flota pesquera desde la irrupción de la crisis global, cuyos coletazos también se hacen sentir sobre estos mares.
"Acá hay un problema de marcados que es mundial. El sector empresario ya no tiene las condiciones favorables de exportación que tenía. El precio de venta del pescado sin duda bajó. Esta es la realidad acerca de por qué la flota hoy opera a ptrp ritmo", asegura el gremialista, quien por momentos considera que el empresariado magnifica la crisis para sacar alguna ventaja.
Sin embargo, admite que el nivel de actividad en el orden nacional del sector pesquero, actualmente no supera el 60%. "Es una estimación, no un cálculo exacto", aclara Frías. Según su apreciación, todas las flotas sufrieron una caída promedio en su actividad del orden del 40%, a excepción de la flota congeladora que mantiene su ritmo por tratarse de una actividad de mareas largas.
Al respecto, el dirigente amplía: "En el caso de la flota del calamar, además de las demoras en empezar la zafra, las empresas solo mandaron la mitad de sus barcos a pescar: aquellas con cuatro barcos, apenas sacaron dos. Y los barcos que van a ñangostino recién están parcialmente en actividad. Ni la flota langostinera del Chubut, ni la de Puerto Deseado están saliendo en su totalidad", completa el panorama.
Golpe al bolsillo
La merma en la actividad de la flota producto del impacto de la crisis global, repercute de un modo directo y sin anestecia sobre el bolsillo de los capitanes. "A nosotros esta crisis nos perjudica poruqe no tenemos básicos salariales garantizados para respaldar esta situación, puesto que los capitanes dependemos netamente de la producción", argumenta Jorge Frías durante el diálogo que mantiene con recursos, el pulso de la pesca, en su luminosa y vidriada oficina del primer piso de la entidad gremial.
Sucede que la labor del capitán es remunerada en virtud de la producción del barco, de modo que ante una caída en la cantidad de viajes, inevitablemente sus ingresos se verán reducidos. Cuando no cancelados, si su barco no registra ninguna salida.
Esto sucede porque no rige "un acuerdo salarial marco para la actividad, que establezca salarios básicos acordes a la labor que realizamos". Algo que no sería un problema si la pesca marchara sobre rieles, pero en épocas de "merluzas flacas" la vulnerabilidad de quienes integran este gremio se acrecienta considerablemente.
Entre los capitanes existe una gran expectativa por acordar un marco laboral básico que permita superar este estado de vulnerabilidad, según señala el gremialista. Pero si hasta ahora no lograron conseguirlo, es "porque la otra parte no conviene en acordarlo -afirma Frías antes de lamentarse por la falta de avances-. Estamos con paritarias abiertas desde el año 2000, con infinidad de reuniones, tanto provadas como informales ante el Ministerio de Trabajo, y la dilación es siempre lo que nos traemos como respuesta de cada una de esas reuniones", se queja.
Respecto de cómo prosigue la discusión salarial en medio de la crisis que atraviesa el sector, Frías es tajante: "Si los mercados mejoran, nosotros no vamos a quedar la final del carro. Esta no es una actividad de productividad fija sino variable. Si hay variabilidad hacia arriba, se discutirá para arriba; si hay que hacer una pausa, se hará. Pero lo que no vamos a permitir es una reducción del salario. Ceder ante esta situación real que no se puede dejar de lado, no quiere decir perder", remarca con firmeza el referente de los capitanes.
Obras sociales, en jaque
El impacto del crak financiero internacional sobre la pesca argentina, además de sus efectos sobre la economía de los trabajadores, todavía tiene una faceta aún más grave y delicada. La crisis también pone en jaque a las obras sociales de los gremios, Y la que es administrada por la Asociación de Capitanes no es una excepción.
"Las empresas al no aportar sobre la totalidad de lo producido, al demorarse en lso pagos y al concursarse, lastiman mucho nuestra economía. Puesto que la obra social se mantiene con los fondos aportados por los trabajadores y con la parte proporcional que le corresponde aportar al empresariado", explica.
"Siempre discutimos cuando las empresas nos plantean que tienen una situación de crisis interna que les impide hacer los aportes a la obra social. Podríamos entender que no estén en condiciones de pagar el porcentaje que les corresponde como empleadores. Pero que además pretendan no aportar el dinero que le dedujeron al trabajador de su salario ya es inadmisible. Esto es grave y no tiene sustento ni justificación de ningún tipo", gruñe Frías.
Sucede que cuando la actividad decrece "el trabajador, en buenahora, aprovecha para hacerse chequeos y utilizar más los beneficios de la obra social, con la contrapartida del atraso por parte de las empresas o de su entrada en concurso preventivo. Así los ingresos económicos de las instituciones sufren la merma de la propia actividad", describe el referente gremial de los capitanes, cuya obra social está teniendo mayores erogaciones que ingresos. En su balance, hoy algunas cifras empiezan a escribirse en rojo, como una luz de alerta que se enciende en medio de la crisis.
28/06/09
REVISTA RECURSOS, Mar del Plata
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